Cuando vas por la ruta es común ver pequeños altares,
a los que la gente se va sumando con fe y convicción.
Me llaman la atención, me gustan, tienen una energía especial
por eso cada vez que puedo les tomo fotografías.
En este caso no era por la ruta, sino escondido entre las sierras.
Por ese lugar habíamos pasado varias veces y nunca lo habíamos visto.
Pero cuando volvíamos de nuestra visita al Monasterio, algo me hizo mirar para ese lugar,
y ahí estaba,
este pequeño santuario dedicado a la "Difunta Correa"
por suerte tenía la cámara en mano, inmediatamente la prendí y pude tomar estas fotografías,
mientras el auto seguía andando.
La “Difunta Correa” encierra una profunda e impactante historia de amor y fidelidad.
Una tropa montonera venida desde La Rioja pasó por San Juan para reclutar tropa y vituallas, las mercaderías las robaban a la fuerza, y a los hombres jóvenes los reclutaban a la fuerza. Y así reclutaron a Baudilio Bustos el joven esposo de Deolinda Correa. Dice la tradición que Baudilio Bustos se resistió a ser reclutado e incluso que huyó y tras de él lo fueron a prender la tropa montonera. Ante ello Deolinda Correa quedó desamparada.
La Difunta Correa habría sido una mujer linda, de buen porte, y “se dice que por aquellos tiempos había en la zona un comisario que quería requerir de amores a la joven esposa y madre Deolinda Correa” Y al pasar el reclutamiento “la leva” como se le llamaba entonces, para incorporar nuevos soldados a las fuerzas montoneras, reclutan al joven esposo Baudilio Bustos y lo quieren llevar por la fuerza.
Solo se abrían ante Deolinda dos caminos: aceptar al otro hombre que no era su marido y convertirse en amante infiel, o huir siguiendo la ruta seguida por la montonera con la esperanza de aguantar la sed
Deolinda Correa salió tras los pasos de su esposo llevando en, los brazos a sus hijo.
Queriendo seguir el camino de la tropa montonera y queriéndose ocultar porque iba huyendo, se habría perdido entre los cerros y médanos deambulando sin rumbo antes de encontrar “Vallecito”, a donde habría llegado exhausta y sin agua ya en los límites de su fuerza y de su vida.- Allí habría subido al cerro mas alto del lugar, y sin encontrar ninguna esperanza de vida baja hasta el río seco, se sienta, y en su última expresión de amor abraza a su hijo hacia su pecho, trata de darle de mamar y le pide a Dios por su hijo, y mientras va muriendo de sed sigue alimentado y saciando la sed del niño….
Felíz Jueves!!!
Hola Roxi, conozco el santuario que tiene en San Juan, creo que es donde la encontraron. Su historia es realmente conmovedora, aqui en tu foto se ven las botellas con agua que deja la gente. gracias por compartirlo, cariños, Graciela
ResponderEliminarEsta y tantas otras historias de devoción en Argentina son super interesantes. Dicen los que fueron a San Juan que es impresionante el lugar donde está la Difunta Correa y donde la veneran. Un beso grande!
ResponderEliminarMe ha gustado conocer esta historia.
ResponderEliminarNo sabía la historia tras este impresionante altar, no sé por qué, no lo recuerdo, pero antes escuché mucho sobre la difunta Correa... qué historia tan conmovedora.
ResponderEliminarcariños Roxi